Manejo de una serología negativa de hepatitis B posvacunación.

Un tema que puede generar dudas en la práctica clínica: qué hacer cuando nos encontramos con una serología negativa de hepatitis B después de la vacunación.

Es importante entender que una serología negativa (es decir, niveles de anticuerpos anti-HBs menores a 10 mUI/ml) no siempre significa que la persona no esté protegida contra la hepatitis B. La vacuna contra el VHB es muy efectiva, pero con el tiempo, los niveles de anticuerpos pueden disminuir e incluso volverse indetectables en algunas personas. Esto no es necesariamente un problema, porque la vacuna también genera memoria inmunológica, que puede proteger incluso sin anticuerpos detectables.

Sin embargo, en ciertos grupos de personas, especialmente aquellas con mayor riesgo de exposición al virus, es crucial asegurarnos de que la vacunación haya sido efectiva. Por eso, en estos casos, realizamos controles serológicos posvacunales.


¿Quiénes deben hacerse controles serológicos posvacunales?

 

No todas las personas necesitan estos controles. De hecho, en la población general, no se recomienda hacerlos de rutina. Sin embargo, hay grupos específicos en los que sí está indicado:

  1. Lactantes hijos de madres portadoras del VHB (HBsAg positivas).
  2. Personas con alto riesgo de exposición al virus, como el personal sanitario, personas con múltiples parejas sexuales o que consumen drogas intravenosas.
  3. Pacientes inmunodeprimidos o en tratamiento de hemodiálisis.

En estos grupos, un control serológico nos permite confirmar si la vacunación ha sido efectiva o si, por el contrario, estamos ante un caso de no respuesta a la vacuna.


¿Qué hacer si el control serológico es negativo?

Si encontramos un resultado negativo en una persona de riesgo debemos actuar, pero de manera estructurada y basada en la evidencia.

 

En personas de riesgo con serología negativa

Si estamos ante una persona de riesgo y su serología posvacunal es negativa, lo primero que debemos hacer es confirmar si se trata de un no respondedor. Para ello, tenemos dos opciones:

  1. Opción 1: Administrar una dosis de refuerzo de la vacuna y repetir la serología 1-2 meses después. Si el resultado sigue siendo negativo, completamos una segunda serie de vacunación con dos dosis más (a los 0 y 5 meses). Si después de esto la serología sigue siendo negativa, consideramos al individuo como no respondedor.
  2. Opción 2: Administrar directamente una nueva serie completa de tres dosis (0, 1 y 6 meses) y repetir la serología 1-2 meses después de la última dosis. Si el resultado sigue siendo negativo, confirmamos que se trata de un no respondedor.

En ambos casos, si el individuo es catalogado como no respondedor, no tiene sentido seguir administrando dosis de la vacuna. En su lugar, si se expone al virus, debemos recurrir a la inmunoglobulina específica contra la hepatitis B (IGHB) como medida de protección inmediata.

En personas sin riesgo con serología negativa

Si el control serológico se realiza en una persona sana y sin factores de riesgo (algo que, por cierto, no está recomendado de rutina), y el resultado es negativo, no hay que alarmarse. En estos casos, no es necesario hacer nada, a menos que la persona se enfrente a una situación de riesgo, como una exposición ocupacional o sexual. En ese caso, evaluamos la necesidad de administrar IGHB o una dosis de refuerzo de la vacuna.


Grupos especiales: Pacientes en hemodiálisis e inmunodeprimidos

 

Estos pacientes merecen una mención aparte. Debido a su condición, su respuesta a la vacuna puede ser menos intensa, por lo que necesitan un seguimiento más estrecho. En ellos, recomendamos controles anuales de anticuerpos anti-HBs. Si los niveles caen por debajo de 10 mUI/ml, administramos una dosis de refuerzo de la vacuna para asegurar que mantengan la protección.


Algoritmo de actuación

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *