Extracción de Tapón de Cerumen por Irrigación en Consulta de Enfermería

El cerumen podríamos definirlo como un conjunto  de productos de descamación, secreciones sebáceas y de secreciones de las glándulas ceruminosas. Actuando como mecanismo para eliminar productos de desecho del tímpano, lubricante de la epidermis de conducto auditivo y facilitando el paso del sonido hacia el oído medio.

El conducto auditivo externo posee una serie de mecanismos de autolimpieza que permiten la eliminación del cerúmen hacia el exterior por lo que en condiciones normales no debería de existir la presencia de un tapón de cerumen. Sin embargo existen una serie de factores predisponentes que nos conducen a la aparición del mismo, destacandose los siguientes:

  • Intentos de extracción del cerumen por parte del paciente
  • Conducto auditivo externo estrecho o muy curvado
  • Presencia de abundantes pelos en el conducto
  •  Oídos que producen mayor cantidad de cera de lo habitual
  • Edad, pues en la persona anciana el cerumen es más seco y duro
  • Uso de audífonos

La manifestación clínica que aparece con mayor frecuencia es la  sordera, de forma súbita o gradual, generalmente tras el baño y con sensación de ocupación en el interior del oído. El tapón crece lentamente hasta que llega a obstruir por completo la luz del conducto auditivo externo y con ello aparece una disminución de la audición. Si el tapón es excesivamente grande y llega a contactar con el tímpano pueden presentarse otros síntomas tales como otalgia, vértigos, acúfenos o incluso tos.

Métodos de extracción

Actualmente no existen muchos estudios que nos recomienden cual es el mejor método para la extracción del tapón de cerumen pudiéndose encontrar los siguientes:

  • Agentes cerumenolíticos administrados por el propio paciente:  podría ser posiblemente el método de primera elección pues sería el más económico al ahorrarnos el coste del profesional y el material. Algunos estudios refieren una eficacia del 40%.
  • Autolavado con una «pera» tras ser valorado por el médic@: con o sin cerumenolíticos. Hay estudios que reflejan que puede ser un ben método aunque no he encontrado cifras que avalen esta afirmación.
  • Extracción por irrigación con jeringa: siendo el método más utilizado en Atención Primaria pudiéndose alcanzar una eficacia del 70% o del 97% si se ha utilizado un cerumenolítico previo.
  • Extracción con instrumentación: habitualmente es llevado a cabo por el otorrino en aquellos casos de antecedentes de perforación mediante técnica de aspiración. No precisa uso de cerumenolíticos.

Cerumenolíticos

Sobre el uso de un tipo u otro es difícil encontrar referencias en la literatura que nos haga decantar por el uso de unos o de otros. Así como tampoco lo encontraremos sobre la pauta de administración en cuanto a dosis y duración aunque los protocolos a los que estamos habituados indican su uso de tres a cuatro veces al día durante los dos o tres días anteriores a la extracción.

«Como recomendación especial podríamos destacar que habrá que indicar al paciente que suspenda la administración del cerumenolítico si nota dolor tras su aplicación.»

Habitualmente se suele recomendar desde el aceite de oliva, agua oxigenada diluida al 50% o cualquier preparado de farmacia que contienen básicamente bicarbonato sódico o hidróxido potásico.

Contraindicaciones

Es muy importante que tengamos en cuenta las siguientes situaciones para no llevar a cabo el procedimiento y derivarlo a su MAP para valorar si precisa ser visto por el Otorrino

  • Otitis media y externa
  • Sospecha de perforación de tímpano
  • Presencia de secreciones o superación
  • Heridas en conducto auditivo externo
  • Presencia de cuerpo extraño
  • Historia previa de complicaciones tras intentos anteriores de extracción
  • Presencia de drenaje transtimpánico en niños
  • Cirugía otológica previa

Material

  • Batea para recogida de agua en el proceso de irrigación
  • Recipiente con agua templada
  • Jeringa para lavado ótico
  • Otoscopio
  • Paños o papel desechable
  • Guantes

Procedimiento de extracción

Muy importante es tener en cuenta que debemos realizar una exploración mediante el uso del otoscopio para descartar cualquiera de las situaciones anteriormente descritas consideradas como contraindicaciones para la realización de esta técnica.

  • Informar al paciente del procedimiento así como de los signos y síntomas que pueden aparecer para que nos lo indiquen y podamos valorar si continuar o no con el procedimiento.
  • Lavado de manos y uso de guantes.
  • Llenar el recipiente destinado para el agua comprobando que  ésta esté a temperatura corporal para evitar reflejos vestibulares y con ellos mareos o náuseas.
  • Colocar paño o papel desechable alrededor del cuello del paciente a la misma vez que éste colabora para sujetar la batea que recogerá el agua tras la irrigación y los restos de la limpieza.
  • Cargamos la jeringa con el agua templada y extraemos el aire que pueda existir.
  • Sujetaremos el pabellón auricular con los dedos índice y pulgar, y al mismo tiempo introducimos la cánula de la jeringa entre 5 y 7 mm, sosteniendo la parte anterior de la jeringa con el dedo medio para así evitar que al apretar el émbolo podamos transmitir la fuerza a la cánula y ésta se introduzca más en el oído pudiendo lesionar el tímpano.
  • Inyectaremos el agua con cierta energía y nunca dirigida hacia el tímpano. Buscaremos las zonas de contacto entre la pared del conducto y el tapón. Ante presencia de dolor parar inmediatamente y dar por terminado el procedimiento. 
  • Observar con otoscopio tras cada actualización y si tras tres emboladas el tapón no sale declinaremos nuestra actuación y volvemos a citar al paciente dos días más tarde previo tratamiento con cerumenolíticos.
  • Una vez haya salido el tapón de cerumen volveremos a explorar con otoscopio y comprobaremos que no existan restos. Si existieran restos y tuviéramos pinzas otológicas podríamos extraerlos con ella.
  • Registró en la historia clínica.

Una vez acabado el proceso podríamos dar al paciente las siguientes recomendaciones:

  • No preocuparse por la ligera pérdida de audición ya que será transitoria y breve pues necesitamos un tiempo hasta que el agua residual que queda acabe por evaporarse.
  • Si presenta ligero mareo debe de evitar actividades que impliquen peligro como conducir o subir escaleras.
  • Proteger el canal auditivo manteniéndolo seco durante 3 o 4 días para evitar posibles infecciones pues hemos desprovisto de cera en conducto auditivo y necesitamos unos días para su regeneración y con ello su capacidad protectora.

Multimedia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *